Inicia la expedición de Juan de Vadillo[1]. Ene-dic

Antes de salir en expedición, pone a salvo su hacienda. Su teniente Alonso de Vegines despacha desde Cartagena a Santo Domingo a una esclava llamada Leonor, “con toda la plata, e oro, e joyas, e otras cosas que tenía”[2].

“Su codicia era insaciable. Poseía cuadrilla de negros sacando oro en el Zinú, tenía participaciones en las sepulturas que se abrían en la Provincia, monopolizó el maíz y la venta de vinos y otros efectos en el Zinú, mandaba sus capitanes a saquear los pueblos, llevando para sí la mayor parte del botín, resultando de aquí que con los malos tratos de que eran víctimas los naturales, unos se habían alzado y la mayor parte se internaron en el bosque”.[3]

Dos datos pertinentes. El primero. Los soldados que lo acompañan habían llegado de España en la excursión de Don Pedro de Heredia y sus socios Rodrigo Durán, y Sebastián Cabotto. El segundo. Al salir de Cartagena, Vadillo conoce que Benalcázar había llegado hasta unas tierras denominadas Anserma en 1536.

Entre enero y diciembre de 1538, Vadillo con 5 barcos, 200 soldados, 200[4] caballos, miles de indios, esclavos negros de servicio (de Guinea y Etiopía), y herramientas y víveres para 6 meses, encabeza la primera gran expedición al interior, financiada en su totalidad por la Gobernación de Cartagena, (motivo por el que la Corte ordena en marzo de 1538 residenciarlo), quienes con grandes aventuras recorrerán en barco de Cartagena al Urabé y desde el Urabá hasta Caly a pie.

“Iban gran número de negros y negras, pues eran más de ciento, indios é indias de servicio; su teniente General fué el que había asignado, Francisco César; Maese de Campo, Juan de Vitoria (Juan de Villoria); su Alférez Mayor, Don Alonso de Montemayor; Capitanes de infantería, Don Antonio Rivera, natural de Soria, y el Tesorero Alonso de Saavedra, natural de Tordesillas, de los demás Oficiales y soldados. Iban muchos caballos y gente noble, como el Comendador Hernán Rodríguez de Sousa, Lorenzo Estupiñán de Figueroa, natural de Jerez; Álvaro de Mendoza, de Don Benito; Martín Yáñez Tafur, de Córdoba; Melchor Suer de Nava, de Toro; Francisco Arias Maldonado, de Salamanca, y Baltasar de Ledesma, Antonio Pimentel del Prado, de Mayorga, Alonso de Villaveces, de Sevilla; Pedro de Cieza, de León de Llerena, que fue el que escribió la crónica del Perú; Francisco de Mojica escuadra, un Mediana, otro Noguerol[5], francés, que fué el primero que murió de estos soldados; por adalid Pablo Hernández, gran baquiano y diestro en todas jornadas; Juan de Frades, extranjero; Portalegre y un Alonso Pérez, y otros muchos caballeros é hijosdalgo y gente común, que por todos eran trescientos cincuenta, que los más fueron aviados á su propia costa, sin que se olvidasen de cuatro sacerdotes, uno de los cuales se llamaba Francisco de Frías, y buen recado para decir misa…”.[6]

Juan de Castellanos habla de otras cifras de la expedición: 300 soldados con sus armaduras, dinero en abundancia, 100 esclavos de Etiopía, “gran bullicio” de indios e indias para el servicio, 4 religiosos ordenados (los monjes Mercedarios, Fray Martín de Robledo, Juan de Torreblanca y Juan de Labrada, y el padre agustino Francisco de Frías, “quien era tan cercano a Vadillo que de ordinario compartía la mesa para almorzar”[7]), 200 caballos de silla y muchos caballos para carga; además de escopetas, ballestas, arpones, lanzas, espadas y “trompetas y clarones para mover humanos corazones”.

Salen de Cartagena de Indias en enero de 1538 en un bergantín, hasta San Sebastián de Buenavista de Hurabá[8], tierras gobernadas por Julián Gutiérrez[9] (después de haber sido rescatado de los Heredia), y siguen por tierras conocidas y recorridas por el portugués Francisco César, y utilizando caminos de indios se internan en la serranía de Abibe hasta encontrar el río Cauca, y apenas en junio llegan a las minas de oro del cerro de Buriticá[10], donde después de intentar fundar un asentamiento por insistencia del soldado Gonzalo Sánchez, desiste por falta de hombres para las estancias, y la nula colaboración de los indios, indispensables para sostener la población. Solo a finales del año, arribarán a Caly, acompañados como lo apunta la crónica de Fray Pedro Simón[11], de un “gran número de negros y negras, pues eran más de ciento”[12].

No hubo fiesta religiosa sin celebrar, y escribe Fernández de Oviedo, que Vadillo, obligaba a sus soldados estar confesados en caso de la muerte repentina.

“Llevaban copiosos pertrechos, así para atender a las necesidades de la guerra, del camino y del laboreo de minas, como para cumplir en toda regla con los preceptos religiosos, pues llevaron ornamentos y vasos sagrados, y hasta moldes de hierro para hostias”.[13]

El recorrido no será fácil. La expedición encontrará organizada resistencia, pues no olvidaban la senda de sangre del portugués César había dejado en 1537. Se presentan combates por la sierra de Abibe, que los obligaron a buscar el río Cauca, donde encuentran pueblos indígenas con casas en grupos espaciales, similares a “barrios‟ en la selva.

El 9 de agosto de 2040, Pereira cumplirá 500 años de fundada por Jorge Robledo

Entre los años 1540 y 1691, Pereira se llamaba Cartago


[1] El relato de este viaje era conocido de antiguo, porque está incluido en la historia de las Indias publicada entre 1533 y 1566 por Gonzalo Fernández de Oviedo, a quien los conquistadores debían enviarle la relación de sus viajes. Sin embargo, el original de la relación de Vadillo vino a ser encontrada por el historiador antioqueño Gregorio Saldarriaga en el Archivo General de Indias de Sevilla (España), donde no estaba ubicada con las demás crónicas de la Conquista sino en el Fondo de Justicia, junto con otros documentos del pleito seguido ante la Corte por las Gobernaciones de Cartagena y Popayán por el dominio de las minas de oro de Buriticá.

[2] Boletín de Historia y Antigüedades, números 293 y 294, Papeles de la Justicia. Ernesto Restrepo Tirado.

[3] Ibíd.

[4] Lo de 500 es una exageración, pues como lo dice Fray Pedro Simón, esa cantidad no se conseguía en todo el norte de Colombia, pues apenas si habían fundado la ciudad y la mayor parte del territorio estaba dominado por los indígenas.

[5] Según el Informe de Vadillo al Rey, muere en la toma del cerro Buriticá.

[6] SIMON, Fray Pedro; ob, cit.

[7] HERNÁNDEZ B. Ernesto, Pbtro. 1956. Urabá Heroico. Ediciones MEN, Tomo II, pág. 264. Bogotá.

[8] Ciudad fundada por Pedro de Heredia hacia 1534, muy cerca de la desaparecida ciudad San Sebastián de Buenavista de Hurabá fundada en 1510 por Alonso de Ojeda, como centro de expediciones en busca de oro hacia el interior.

[9] BENAVIDES ANTIA, Walter. América empezó por el Chocó. 2018. En 1520, era criado del Bachiller Diego de Corral, (enemigo de Balboa), y hacia 1534 se había convertido en el lugarteniente preferido de De la Gama, (Gobernador de Panamá). Por sus correrías, la ciudad de Acla, era la base para la pacificación de los indios del lado opuesto del golfo, pues desde el abandono de San Sebastián de Buenavista de Hurabá en 1510, sus costas, habían sido evitados, excepto por 2 entradas sin éxito en 1515, lideradas por encomenderos de Castilla del Oro (Panamá), enviados por Pedrarias.

[10] La noticia de las minas de oro de Buriticá desde 1536 las conoce Benalcázar, hasta el punto que cuando Robledo funda a Santana (Anserma, 15 de agosto de 1539), extendió su jurisdicción hasta dichas minas.

[11] Pedro Simón en 1626 utiliza las obras de Aguado y Herrera, pero el aporte más importante es la información que proporciona sobre los sucesos acontecidos entre 1585 y 1600, ya que ninguna de las obras anteriores alcanzan este período.

[12] SIMON, Fray Pedro. Noticias historiales de las conquistas de Tierra Firme en las Indias occidentales (1882-92) vol.1.

[13]  Marcos Jiménez de la Espada, citado por Soledad Acosta de Samper, ob. cit

Por WALTER BENAVIDES ANTIA

Economista e investigador

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